Cuando cruzamos la puerta del albergue, sus ojos de aspecto bondadoso y sus peculiares barbitas son inconfundibles. Ahí está Enol, un amigo tranquilo, pacífico y cuyo mayor anhelo es arrimarse a nosotros para recibir alguna que otra caricia. Pese a su notable tamaño, este peludo muestra algo de miedo cuando se enfrenta a situaciones a las que no está acostumbrado, pero nada que no se solucione con unos mimos y una voz cariñosa.
Ahí donde lo veis, este buenazo fue abandonado por su anterior "dueño" en la puerta del albergue. Cuando lo encontramos, Enol estaba sucio, asolado por las garrapatas y, por supuesto, mucho más delgado que el aspecto sanote que luce ahora. Bien es cierto que no disfruta demasiado posando ante las cámaras, pero aprovechando que salía de paseo, le hemos convencido para que hiciese un esfuerzo, nos mostrase su mejor sonrisa y, así, podáis conocerle.
Si estás interesado/a en adoptar o conocer más a Enol, puedes acceder a su perfil pinchando aquí.
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