miércoles, 20 de febrero de 2013

Puc merece algo mejor


Ésta es una historia de irresponsabilidad y falta de sentimientos. Seguro que su comienzo os resulta familiar: un hijo se encapricha de un perro (Puc), lo lleva a casa de sus padres durante un tiempo y, cuando las circunstancias le obligan a cambiar de domicilio, decide que no puede llevarse al animal y lo deja con sus padres, que acceden a regañadientes. ¿Os suena? Pues bien, resulta que los padres se cansan de tener que atender al perro y consideran que lo más "responsable" es entregárselo a un mendigo de la zona. Eso sí, no sin antes asegurarse de cambiar el nombre del propietario en los datos del chip, para eludir cualquier responsabilidad futura.


Tal es la mala suerte de Puc que, a los trece días de comenzar una nueva pero (suponemos) poco prometedora vida, su dueño es asesinado en la cueva donde vivía. La Policía recoge al perro y nos lo entrega para que nos hagamos cargo de él. Pocos días más tarde, el padre de la familia visita el albergue, haciéndose pasar por un posible adoptante. Obviamente, nos pregunta por Puc. Al confirmar que está registrado a nombre de un mendigo trágicamente fallecido y que su hijo ya no tiene ninguna responsabilidad sobre el animal, se marcha rápidamente alegando que tiene mucha prisa.
Pero ya sabéis que Segovia no es tan grande y que, de una forma u otra, todos nos conocemos. El caso es que reconocimos la furgoneta que conducía este hombre, pues pertenece a un negocio familiar. Nos ponemos en contacto con su hijo y le explicamos que, moralmente, él sigue siendo el dueño de Puc. Lamentablemente, nos responde que le da mucha pena, pero que le es imposible hacerse cargo del perro. No hemos vuelto a tener noticias suyas. Y lo peor es que, legalmente, no se puede hacer nada, pues al entregar al perro, esta familia se aseguró muy mucho de no tener ninguna responsabilidad sobre lo que pudiese ocurrirle. ¿Y dónde quedan los sentimientos?


Es muy triste que, con apenas año y medio de vida, el bueno de Puc haya vivido ya tantas malas experiencias. Cambiar varias veces de manos, ver morir a uno de sus dueños, ser entregado a un albergue... Nosotros le cuidamos e intentamos darle todo el cariño que podemos, pero Puc sigue bastante desorientado y desconfiado. Necesita un hogar en el que sentirse querido, valorado y relajado. Esperemos que su paso por la protectora suponga un punto de inflexión en su vida y que, a partir de ahora, todo sean buenas noticias.


Si estás interesado/a en adoptar o conocer más a Puc, puedes acceder a su perfil pinchando aquí.

3 comentarios:

maxinoa@hotmail.com dijo...

Es una pena.Hay mucha gente irresponsable y sin sentimientos.Tengo una perrita que acaba de cumplir trece años.
A ver si conseguis una familia que lo adopte y le quiera.

Anónimo dijo...

Qué rabia e impotencia se siente viendo como semejantes seres (por no decir otras palabras) manifiestan lo peor de los animales humanos. Gracias por vuestra labor, tan, tan, tan, tan, tan necesaria en este mundo carente de valores. Mil gracias.

Anónimo dijo...

toda la suerte del mundo para ti Puc