martes, 3 de abril de 2012

Hay una carta para ti, Lupín


Cualquiera que tenga la suerte de conocer a nuestro querido Lupín sabrá que se trata de un peludo muy especial, como lo atestigua esta cariñosa carta que le dedica Carmen, su madrina:

"Todavía recuerdo el primer día que visité el albergue. Era una alegre mañana de enero y aún se respiraba un ambiente festivo. Los nervios, ante una situación que me era del todo desconocida, eran inevitables.
A medida que me acercaba a la puerta, mayor era el número de peludines que acudían a recibirme. Cada uno de ellos lo hacía a su manera. Unos, con gran desconfianza, otros, con enorme curiosidad. En ese momento, no pude evitar fijarme en un fibroso podenco andaluz, de pelaje rojizo y blanco. Qué manera de llamar mi atención, cuánto ladrido desgañitado. Por suerte para mí, se cumplió el refrán 'perro ladrador, poco mordedor', pues al rato caminaba por el patio sin hacerme más caso que una mirada de reojo de vez en cuando, para no perder de vista a esta extraña.
Con el paso del tiempo, empecé a comprender a Lupín. Ya no era aquel perrillo miedoso que ladraba enérgicamente tras la verja. Se había convertido en un ser dulce que, ahora sí, recibía de buen grado mis caricias. Dicho sea de paso, también recibe gustoso las chuches caninas que le llevo en cada visita.
Y qué decir de su aspecto. Lupín es de esos perros estilosos que llamarían la atención en cualquier ciudad. Un perro de porte aristocrático, ligero como una pluma.
A Lupín hay que conocerlo, hay que quererlo y, si esto sucede, entonces tienes un seguidor incondicional. Todavía queda camino por recorrer, hay aspectos que pulir, pero la esencia de Lupín está ahí y es muy buena.
Lupín es un compañero por el que apostar. En definitiva, es un amigo al que descubrir y del que disfrutar".

Si estás interesado/a en adoptar o conocer más a Lupín, puedes acceder a su perfil pinchando aquí.

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